PLÁSTICO REEMPLAZADO:

/

COMPOST GENERADO:

El compost y los ciclos de la sociedad

La naturaleza es sabia: sabe cómo equilibrarse a sí misma, y aprovechar al máximo sus recursos, conformando un ciclo en el que todos los elementos y procesos se unen entre ellos.

Las sociedades solían vivir en conexión con esos ciclos, pero en algún punto nos desconectamos. La lógica de descarte indiscriminado que se mantuvo durante décadas hizo que las personas perdieran el rastro de sus consumos y se olviden del cuidado de la tierra, y junto a eso, de la práctica de compostaje o de transformar los residuos orgánicos en recursos. 

Tanto nuestros abuelos y abuelas, como sus antepasados mantenían la práctica viva,  la llevaban a cabo todos los días, porque el descarte que generaban era su responsabilidad. Con el rápido desarrollo de la urbanización la gestión de los residuos dejó de estar en manos de los habitantes.

Ahora, las generaciones actuales estamos reivindicando la práctica del compostaje. Como los ciclos de la naturaleza, en los que todo vuelve a ella transformado, nuestra sociedad volvió al compostaje después de generaciones que perdieron la práctica en el camino. Hoy estamos buscando cómo volver a conectar con la tierra, aún cuando vivimos en ciudades y rodeados de asfalto.

Lo nuevo no es necesariamente mejor que lo viejo y estamos en proceso de aprehenderlo.  El compost existe desde que hay plantas y árboles con frutos y hojas que caen sobre la tierra. Es la manera que tuvo, tiene y tendrá la vida de extenderse y resignificarse a sí misma.

Somos los seres humanos quienes interrumpimos estos ciclos al decidir que algo es basura. A partir de una lógica de acumulación y desecho indiscriminado, durante décadas rompimos las formas orgánicas de comprender el tratamiento de lo que tiramos, olvidándonos que el compost es la manera de verdaderamente permitir que nuestros descartes no sean algo estanco y participen de la vida que continúa.

Por suerte, cada vez somos más quienes decidimos repensar los modos de habitar nuestro ambiente. De a poco, lograremos entender en conjunto que las formas de la naturaleza siempre serán las mejores guías, las más auténticas, las que nos permiten habitar esta Tierra sin dañarla y sin proclamarla como nuestra, más bien respetando el tiempo en ella que se nos prestó.